JUICIO
La administradora de una sociedad dedicada a la explotación de líneas de teléfono de tarificación especial ha sido juzgada hoy en A Coruña por una supuesta estafa telefónica en grado de tentativa por cobrar casi 55.000 euros en llamadas, ante lo que ha alegado que avisaba de su precio.
La sección segunda de la Audiencia Provincial de la capital herculina ha acogido hoy la vista contra esta mujer, Paula S.G., para la que la Fiscalía pide diez meses de prisión y 15.000 euros de multa.
El Ministerio Público considera que cometió un presunto delito de estafa en grado de tentativa por haber facturado, entre febrero y marzo de 2012, 54.926,62 euros en dos facturas a una línea de móvil utilizada por un joven de entonces 24 años y nacionalidad colombiana, que estaba a nombre de su padre.
En total son 1.235 llamadas de una duración de en torno a treinta minutos que suman más de veinticinco días de conversación durante las veinticuatro horas a un número 803, con precios que podían superar los tres euros el minuto.
La acusación afirma que este número estaba anunciado en internet como una oferta de trabajo como acompañante de mujeres adineradas y las llamadas se alargaban "con pretextos" hasta los treinta minutos.
La compañía telefónica (Movistar) decidió anular las llamadas y las facturas, aunque la situación produjo cierto "desasosiego" en la familia, que reclama 3.000 euros a mayores como indemnización.
Durante su declaración, la acusada ha negado la publicidad en internet, pues ha afirmado que durante doce años sus teléfonos estaban en anuncios eróticos y de tarot en periódicos y revistas.
Era cada persona la que se ponía en contacto con la empresa, pues según su versión, las operadoras no podían devolver llamadas, y para ello contaba con tres turnos de trabajo con más de veinte chicas.
Al principio de cada llamada se escuchaba una alocución con el coste desde un teléfono fijo y un móvil y, a los treinta minutos, la compañía cortaba la comunicación, por lo que considera que el denunciante tenía todos los datos para saber de qué servicio se trataba, con "contenido meramente erótico", ha detallado.
En este sentido, ha dicho que había llamadas desde las 6:00 horas de un día hasta las 3:00 horas del siguiente de manera ininterrumpida, algo que era habitual porque había quien llamaba sin parar, aunque reconoce nunca vio una factura tan grande como la de este caso.
El titular de la línea a la que se facturaron los casi 55.000 euros, padre del joven que hizo las llamadas, ha considerado que se trata de un "atropello" que vivió "angustiado", aunque no le llegaron a descontar el dinero del banco porque no tenía tanto.
Su hijo llamó porque "le ofrecían un trabajo" que consistía en "acompañar a personas mayores a la compra y a por medicinas", ha asegurado, pero no se explica cómo se facturaron tantas llamadas con esa duración ya que el supuesto interlocutor durante ese mes "estudiaba, dormía y estaba con su familia".
El propio joven ha declarado que el número le apareció en una "ventana emergente en internet" para "cuidar señoras" y que llamó porque "en la página ponía que era gratuito", aunque no lo hizo "mil veces", precisa, y si insistía era porque estaba "pendiente de un código" que le debían facilitar por teléfono y que "nunca llegó".
Los agentes de la Guardia Civil que han comparecido esta mañana ante el juez han asegurado que la acusada ya había sido detenida "varias veces por estafas relacionadas con líneas de tarificación especial" y que ven de manera habitual posibles ofertas de empleo camufladas en líneas 803.
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